Quizás la más característica de todas las especies de tiburones, el tiburón martillo es reconocido fácilmente por la particular forma de su cabeza. El tiburón martillo tiene una cabeza en forma de T con muescas, que le dan una apariencia festoneada. Los ojos y orificios nasales se localizan en los extremos de la cabeza, lo que ocasiona que al nadar, el movimiento de cabeza de lado a lado, le haga recorrer con la vista todo a su alrededor e incluso lo que queda a sus espaldas. Existen alrededor del mundo unas 10 especies de ellos, pueden medir hasta 4,3 m de longitud y pueden pesar desde 150 kg. hasta más de media tonelada, algunos de las cuales crecen hasta los 6 metros de longitud y son conocidos por eventuales ataques a humanos, si bien éstos son poco frecuentes. Este tiburón se alimenta de una gran variedad de animales, como anguilas, meros, sargos, peces delfín, otros tiburones, rayas, calamares, cangrejos, caracoles, sepias e, incluso, peces escorpión venenosos. Los dientes del tiburón martillo tienen forma de gancho y son tan afilados como una navaja, lo cual les facilita atrapar, despedazar y devorar a su presa. Nadie sabe con exactitud por qué estos tiburones han evolucionado con esa curiosa forma de cabeza. Algunos biólogos creen que les proporciona una ventaja sensorial para encontrar a sus presas, mientras otros creen que les ayuda en la flotabilidad. Su olfato es capaz, mediante lóbulos olfativos teleencefálicos incrementados, de detectar una gota de sangre a una distancia inferior a un kilómetro y medio.
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